miércoles, 3 de octubre de 2007

SINOPSIS de La última botarga o de cómo conquistar el paraíso en tres días

Sin pasar de los 40 años, Remigio vive como un outsider. Rodando de empleo en empleo, ha decidido trabajar lo básico para solventar su único gasto importante: alcohol. Por un lado, su cleptomanía no le ayuda a mantenerse en un oficio por largo rato, por el otro, disfruta enormemente la borrachera justificada después de cada nueva derrota laboral. Actualmente, trabaja de botarga.


Todos los días al llegar a su casa, Remigio escucha su único disco en un viejo estéreo de tornamesa; últimos recuerdos vivos de su pasado, ahora hermético y empolvado.

Recientemente se ha encontrado con Osvaldo; un burócrata convencido de ser la imagen del éxito aunque en la realidad sea una persona que no goza del respeto de los demás.

Otro tipo que también trabaja de botarga y se encuentra al borde del desquicio por la humillación constante que para él supone este tipo de empleo, convence rápidamente a Remigio de renunciar; a cambio le ofrece invitarle una última borrachera juntos.

Tirado en la calle sufriendo los embates del alcohol, Remigio es encontrado por Osvaldo. Su nuevo amigo le consigue trabajo en la oficina; algo sencillo, una especie de sellador oficial de papelería. Remigio acepta porque ve en ello un posible cambio que le ilusiona.

En la oficina, Remigio se vuelve espectador de la demencia, la hostilidad y la insatisfacción cotidiana que viven las personas en ese lugar. Incluso, es sometido a una especie de novatada denigrante por parte del Jefe en presencia de su amigo Osvaldo. Como Remigio se muestra apático ante las inventivas de su superior, es despedido.

Después de la consecuente borrachera, Remigio despierta en casa de Osvaldo. Durante el desayuno, el burócrata, quien en apariencia vive con su madre, se comporta como un adolescente berrinchudo. En un arrebato de impaciencia acumulada hacia Remigio, reconoce la inutilidad y el absurdo de su proceder con una persona que representa en lo que teme estar convertido. Ante la incredulidad y sorpresa de Remigio, lo corre.

En su departamento, Remigio enciende el estéreo; éste se funde y raya el disco. Desconsolado, se aleja de la ciudad con su extinto recuerdo en brazos. Una cortina se abre como por arte de magia y un letrero de Bar enciende su luz neón. Duda pero finalmente se acerca a la entrada. En la puerta, tropieza con una mujer de su edad; misma expresión, mismo cabello y misma ropa. Se miran unos segundos y entran.

Afuera del bar, el disco luce abandonado en medio de la calle.